Encuentro nocturno

El mar gris y la extensa tierra negra;

y la dorada media luna flotando bajo,

y las tímidas y asustadas olas que saltan

dormidas en ardientes círculos;

Mientras gano la costa en la ansiosa proa,

que solo apaga su vigor en la arena fangosa.


Entonces surge una milla de perfumadas playas;

tres campos a la cruz de una granja aparecen;

un golpe en el cristal; un rasguño agudo y rápido,

las chispas azules de una lámpara que se enciende,

y una voz, aún más silenciosa, con sus alegrías y miedos,

que los dos corazones que se agitan en la noche.


Robert Browning

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