No sigas, compañerito...
«No sigas, compañerito; prohibido pasar. Cuando no se puede avanzar se fortifica uno. A eso vengo, a convertir tu cárcel en nuestra posición defensiva. Sí, estás cercado, pero yo me cuelo dentro, sé infiltrarme. ¡Lo conseguí tantas veces! Y ahora, calla: el enemigo tiene escuchas».
José Luis Sampedro, La sonrisa etrusca
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