<<Pero este paisaje está desierto. No hay
nadie. (…) “¿Adónde hemos ido?”, pienso. “¿Cómo ha podido ocurrir una cosa así?
Todo lo que parecía tener más valor (…) ¿adónde ha ido a parar?”>>.
<<Todos tenemos un grave problema, ya sea en Europa, en la India o en cualquier parte del mundo. Bueno —sonrió, para luego añadir—: tenemos dos: uno es nuestra propia mente ofuscada; el otro, los gobiernos y las instituciones. Son poder, y el poder siempre supone corrupción. Aquellos que detentan el poder son quienes avivan el odio y la división, porque así abonan su ganancia. Es triste la situación del ser humano. Se habla mucho de calidad de vida, pero nadie se ocupa de la calidad de consciencia>>. Ramiro A. Calle, El Faquir
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