17. El "router" enfermo

Siento haber desaparecido. Siento que tal vez me buscases aquí y no me vieras. Siento los días perdidos y la dichosa impotencia del qué voy a hacer. Lo siento.

Una razón a más vulgar y a más mundana me ha mantenido alejada del camino y todavía ahora me hace temer que eso vuelva a suceder: que mi router se averió y no está del todo arreglado. Que no, señor, que estoy enganchada por un cable a ese aparatito del diablo que no parece querer dejarme más la libertad.

Entre tanto, mientras pasaban y se fueron quedando atrás tantos días, el duende estuvo malito.

Durmió sobre el lecho de hojas secas que dispuse para él a la estrecha sombra del letrero. Durmió y aún duerme, y se acurruca bajo las finas páginas del Libro Grande hundido en esa fiebre tan pegajosa y tan suya que está hecha de tristeza.

Ojalá el jueves despierte...

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