Para Charlotte Brontë...
<<Al lado del salón había una pequeña salita, donde me escabullí. Había una librería; enseguida me hice con un tomo, asegurándome de que contuviera muchas ilustraciones. Me encaramé al poyo de la ventana, encogí las piernas y me quedé sentada a lo turco; allí, habiendo corrido casi del todo la cortina de lana roja, me hallaba doblemente retirada del mundo.
A mi derecha, me ocultaban los pliegues de tapicería escarlata, y, a mi izquierda, estaban las lunas transparentes de la ventana, que me protegían, sin separarme, del melancólico día de noviembre. A ratos, al volver las hojas de mi libro, estudiaba el aspecto de la tarde invernal. A lo lejos se divisaba una pálida capa de niebla y nubes; más cerca, el césped mojado, los arbustos zarandeados por la tormenta y la lluvia incesante que barría el paisaje, salvajemente empujada por una ráfaga larga y lúgubre>>.
Charlotte Brontë, Jane Eyre
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