<<En aquellos años
la Navidad todavía conservaba cierto aire de magia y misterio. La luz en polvo
del invierno, la mirada y el anhelo de gentes que vivían entre sombras y
silencios conferían a aquel decorado un leve perfume a verdad en el que, al
menos los niños y los que habían aprendido a olvidar, aún podían creer>>.
Carlos Ruiz
Zafón, El Prisionero del Cielo
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